Decálogos de liderazgo[1]:
Decálogo para tu relación con las circunstancias
- Reconoce que los hechos son los hechos, todo lo demás es sólo lo que tú tienes que decir acerca de lo que pasó. Cuestiona con fuerza todo aquello que consideras que es una verdad absoluta. Recuerda que hay tantas versiones de una situación como observadores de la misma. Adoptar una postura en la que tienes la razón, te lleva a pagar precios grandes, pierdes la oportunidad de aprender, de escuchar a otros, e incluso, la relación con otros.
- Declara que eres un aprendiz consumado. Haz de cada situación una oportunidad para aprender. Aprende a aprender, y enseña a otros a aprender. Investiga y accede a los métodos más efectivos y a los instrumentos que mayormente faciliten tu aprendizaje y el de otros. Aprende de forma intencionada y disciplinada. Documenta lo que has aprendido de forma que puedas transferir tu experiencia con éxito.
- Supera el miedo a equivocarte. Unido al punto anterior, son los errores la fuente más rica de aprendizaje. Considera que “Isaac Newton se equivocó total y magníficamente con la alquimia, la rama de la ciencia a la que más se dedicó en su carrera. Estaba tan equivocado como puede estarlo cualquier científico. Y, con todo, se le tiene como uno de los científicos y matemáticos que más éxito han tenido. ¡El secreto para equivocarse es no evitar equivocarse! El secreto es estar dispuesto a equivocarse. El secreto es comprender que equivocarse no es mortal. El secreto nunca contado del éxito es el deseo de fallar en el camino para alcanzar una meta mayor.” (Godin, pp.90 y 91)
- Crea de cada circunstancia nuevas oportunidades. No dejes de generar oportunidades profesionales, mientras más lo intentas, más desarrollas tu sentido intuitivo de cómo, dónde y por qué las oportunidades aparecen en tu carrera. Salir, buscar y desarrollar oportunidades profesionales depende solo de ti. Trabaja para estar en el lugar adecuado en el momento oportuno; que te presenten a alguien puede marcar la diferencia y delinear un nuevo rumbo a emprender. Solo requieres estar atento a las señales, y crearlas si éstas no aparecen.
- Aprende y crea distinciones para observar el mundo. Toma el tiempo y haz el esfuerzo de caracterizar, otorgar atributos a las situaciones, personas y/o cosas te permite luego traer esa información para relacionarla con otras fuentes de conocimiento. Práctica para distinguir el contexto del contenido, y observa dónde está lo esencial y dónde lo que es prescindible. Esfuérzate para ver más allá de lo que otros ven; lee entre líneas, reconoce aquello de lo que no se habla y pese a eso está presente de una forma evidente para aquellos capaces de ver lo sutil y lo inherente.
- Atrévete a “salirte de la caja”. Desafiar el statu quo no se logra pidiendo permiso; sé de los que prefieren después pedir disculpas. Crear un futuro que aún no existe implica coraje y valentía. Sé de los que apuesta a mover los cimientos, los cambios cosméticos los hace cualquiera.
- Crea algo tan poderoso que sea susceptible de ser criticado por los demás. Si no eres foco de las críticas, es probable que no estés hacer algo realmente extraordinario. Reconoce que las grandes revoluciones se acompañan de fuerzas de resistencia que hacen del desafío un escenario aún más interesante.
- Vence la resistencia a recibir demasiada atención. Que el tener la atención no sea un fin en sí mismo, pero sí un medio para hacer que las cosas sucedan. La mejor oportunidad que tienes para incidir está en aquellos momentos en los que puedas comunicar con pasión tu propósito. Fortalece tu visión, siendo el líder que se para al frente para invitar a otros a ser parte de él.
- Toma el tiempo para considerar la solidez y la sostenibilidad de lo que haces. Recuerda que el liderazgo es una apuesta a largo plazo. De nada sirve enfocar todos los esfuerzos al objetivo, si luego no tienes cómo soportar la ejecución el tiempo que sea necesario. Considera que el apoyo que recibirás de otros flaqueará si la estrategia no se percibe como seria y con probabilidades de éxito. Si no lo consideras desde el inicio, luego tendrás que invertir mucha más energía sobre la marcha para crearlo; en cambio, si ya es algo que tienes, el esfuerzo de sostenerlo probablemente será menor.
- Diseña un modelo para el monitoreo y la evaluación de tu estrategia. Reconoce tu punto de partida, tu línea base. Valora qué información tienes y cuál requieres levantar y cómo lo harás. Establece los periodos y los momentos para observar y sacar una relación de tus resultados. Contrasta los resultados de tu gestión con los resultados del negocio. Identifica los puntos ciegos, las fugas y los puntos en los cuales puedes apalancar tu estrategia. Acoge el principio de Pareto y define dónde puedes tener el 80% de los resultados con el 20% de tu esfuerzo. Adopta un enfoque sistémico y aprende a unir los puntos que para la mayoría de personas no tienen relación.
Y como epílogo… algunas ideas sobre la práctica disciplinada y el compromiso…
En este punto, tal vez te preguntes cómo todas estas ideas que te he compartido se traducen en mejores resultados de tu gestión y en un mayor impacto en los resultados del negocio. Seguramente, esta y otras preguntas no tienen una única y correcta respuesta. Personalmente, soy de las que cree que no hay resultado que se resista a una práctica disciplinada, que se mantiene en el tiempo con un compromiso inquebrantable.
Una forma de resumirlo podría ser: Práctica, prueba, ajuste, error, aprendizaje… nueva práctica, prueba, ajuste, error, aprendizaje… y así sucesivamente. Las mejores prácticas son aquellas que resultaron de un proceso de repetición e innovación. Cualquiera que haya desarrollado la maestría en algún oficio sabe que se requieren al menos 10.000 horas de práctica. Así que mi última invitación para ti es “Ten el coraje de sostenerte con un compromiso inquebrantable con eso que quieres.”
Compromiso inquebrantable implica, para mí, sostenernos en el propósito, incluso en ausencia de resultados. Lo extraordinario pertenece a aquellos con la capacidad para aferrarse a un sueño por un periodo de tiempo suficiente para se transformen las dinámicas, para que lo que era imposible se vuelva probable, y para que lo probable se convierta en realidad.
[1] Un decálogo es un conjunto de normas o consejos que se consideran básicos para el desarrollo de cualquier actividad. Tomado del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), disponible en dle.rae.es/?id=Bv25rS9
Usualmente uno se acostumbra a «no equivocarse», pero cómo medir que realmente no se equivocó?, sólo porque se tuvo un aparente éxito?; pero también hay que considerar que hubiese podido tomar una decisión» mejor», con un éxito mayor…
Así es… El fracaso o el éxito es relativo. Lo determina las expectativas que tenemos o que tienen otros con respecto a lo que hacemos. De ahí que sea importante considerar declarar metas específicas con indicadores claves. Puede haber infinitas combinaciones pues no es una fórmula única.