Líder ¿Eres realmente fuente de conversaciones de posibilidad?

Hay una conversación antes de la acción que emprendes, ya sea que hayas sido consciente de ella o no. En esa conversación declaras que alguna posibilidad puede cumplirse, si te diriges en una dirección particular.

Muchas veces dejamos una tarea a la mitad porque no existe una firme convicción acerca de que eso que buscamos obtener con ella es posible. De esa manera, nuestra mente nos empuja a dejar de invertir energías en algo que se presume que no va a suceder. Algunos ejemplos de lo anterior pueden ser el dejar de fumar, el adoptar una rutina de ejercicio físico, o el tener una dieta balanceada. Arrancamos con mucha determinación, pero hay algo en el fondo que no está resuelto, así que renunciamos.

Es por esta razón que resulta conveniente identificar, cuando declaramos un propósito, si estamos en un contexto de posibilidad o de imposibilidad. Todo plan de acción debe soportarse en sólidas y empoderantes conversaciones de posibilidad. Dado que piensas que es posible, te sostendrás en el propósito el tiempo que sea necesario, incluso si eso implica rediseñar las acciones varias veces.

Una conversación de posibilidad no se sustenta necesariamente en la experiencia del pasado. Se puede decir que algo es posible, incluso si hasta ahora no lo ha sido. Una conversación de posibilidad es en últimas una conversación acerca del futuro, que facilita la planificación y la puesta en marcha de acciones específicas. Como dice Fernando Flores en su libro Conversaciones para la Acción: “La planificación se hace más simple cuando tienes claridad sobre las posibilidades.” (Lemoine Editores, pp.55). En otras palabras, una conversación para la acción se acompaña de una conversación o varias conversaciones de posibilidad que soportan la primera.

Pregúntate: ¿Soy realmente fuente de conversaciones de posibilidad?

Las posibilidades que estamos dispuestos a crear, dependen en gran medida de la manera como nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás y con las circunstancias. De esta forma, se explica que en situaciones similares, las formas de Ser y actuar difieran dependiendo de la persona, de su experiencia de vida y de la imagen que haya elaborado acerca del futuro.

Personalmente, soy de las que cree que no hay resultado que se resista a una práctica disciplinada, que se mantiene en el tiempo con un compromiso inquebrantable.

Compromiso inquebrantable implica, para mí, sostenernos en el propósito, incluso en ausencia de resultados. Lo extraordinario pertenece a aquellos con la capacidad para aferrarse a un sueño por un periodo de tiempo suficiente para que se transformen las dinámicas, para que lo que era imposible se vuelva probable, y para que lo probable se convierta en realidad.

Una forma de resumirlo es: Práctica, prueba, ajuste, error, aprendizaje… nueva práctica, prueba, ajuste, error, aprendizaje… y así sucesivamente. Las mejores prácticas son aquellas que resultaron de un proceso de repetición e innovación. Cualquiera que haya desarrollado la maestría en algún oficio sabe que se requieren al menos 10.000 horas de práctica. Así que ten el coraje de sostenerte con un compromiso inquebrantable con eso que quieres.

¿Y qué es eso que quieres?

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