Transformación Cuántica y Desarrollo

En estos días en Colombia, comienza a hablarse de la campaña a la presidencia, de los temas en la agenda pública, de las ideas que tomarán protagonismo en los debates, y de las posturas que al respecto tienen algunos de los candidatos que ya se lanzaron a la arena política. Todo este movimiento nos lleva a preguntarnos cuáles serán las apuestas para promover el desarrollo.

El desarrollo entendido de muchas maneras, según la perspectiva que se use. Desarrollo como “la capacidad de producir y obtener riqueza” [1]; desarrollo como “una condición social, en la cual las necesidades auténticas de la población se satisfacen con el uso racional y sostenible de recursos y sistemas naturales” [2]; desarrollo como “un proceso de expansión de las capacidades de que disfrutan los individuos” [3]; entre otros. Desarrollo económico, desarrollo social, desarrollo sostenible, desarrollo humano. Desarrollo con distintos “apellidos o adjetivos”, con distintos matices y alcances.

Este artículo no pretende (ni mucho menos) hacer una disertación sobre el desarrollo y sus innumerables aproximaciones teóricas. Estas ideas simplemente pretenden plantear la siguiente pregunta: ¿Dónde nos paramos para hablar de las posibilidades de desarrollo?

¿Nos paramos en el pasado, en el presente, en el futuro? Circunscribiendo la discusión a los procesos de elaboración de los programas de gobierno, habría que decir que en la mayoría de los casos nos situamos en el pasado. Tomando como base los programas de gobierno anteriores, los diagnósticos y la valoración sobre las políticas pasadas; solemos reconocer o replantear aquellos problemas que no terminan de encontrárseles solución, para a partir de ahí delinear nuevas (y a veces no tan nuevas) maneras de abordarlos; esperando en esta oportunidad sí “batear un jonrón” (del inglés home run). En esta dinámica, quienes participan en los escenarios de discusión pueden verse fácilmente atrapados en una lógica de dejavús. Incluso en los casos en los que las soluciones revisten de un carácter innovador, parece inevitable pensar que estamos escuchando cosas que ya nos habían dicho.

¿Cómo podría la Transformación Cuántica ser útil para crear un contexto donde nuevas conversaciones generen nuevas maneras para relacionarnos con las situaciones, y por consiguiente, nuevas oportunidades para crear una realidad que no está disponible ahora? ¿Cómo sería eso de venir del futuro, independientemente de décadas y décadas de diagnósticos y conceptos de expertos? En otras palabras, ¿Cómo sería eso de lograr estar cómodos en el espacio de lo que no sabemos que no sabemos, para inventarnos como sociedad y declarar lo que estamos comprometidos a crear?

Grandes apuestas gubernamentales, capaces de crear un contexto de transformación social sostenible, surgieron de líderes que arriesgaron el todo por el todo, desde una postura de compromiso con una visión mucho más grande que ellos. Sólo mencionaré un ejemplo que nada tiene que ver con Colombia: La unificación de Europa.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, en una Europa destruida y presa de la miseria y la desconfianza, líderes políticos como Jean Monet y Robert Schuman (Francia), Wiston Churchill (Reino Unido) Konrad Adenauer (Alemania), Alcire De Gasperi (Italia), y otros, se inventaron la idea  de “Una Europa pacífica, unida y próspera”, y trabajaron en dicha idea sin descanso. Basados en la información existente hasta ese momento, no parecía razonable pensar que países cuyos nacionales se habían matado los unos a los otros aceptarían pertenecer a una unión. Comenzaron 6 países y ni siquiera años después era previsible que ocurriera lo que hoy es una realidad: 28 Estados (y una larga lista de espera de países pidiendo ser admitidos), integración económica, moneda única, ciudadanía europea, educación superior europea, entre otros aspectos. Lo que se consideraba imposible, hoy son acuerdos conocidos y compartidos por la inmensa mayoría de europeos.

Volviendo a Colombia… tal vez es ahora el momento para declarar una manera distinta de Ser país y de relacionarnos con lo nacional y lo territorial. Tal vez sea el momento para tener evidencias contundentes y masivas de asociación entre municipios y departamentos para generar un desarrollo sostenible que funcione para todos. Tal vez sea el momento de atrevernos a declarar, plantear y materializar oportunidades en las que todos ganemos, más allá de lo que hemos sido y hecho en el pasado. Construcción de paz, empleo digno, inclusión social, seguridad, convivencia, educación, salud, ordenamiento territorial, emprendimiento económico y social, participación y ejercicio pleno de los deberes y derechos como ciudadanos, resolución de conflictos, etc. “Desarrollo como libertad” en toda la expresión de Amartya Sen. Éstos y otros asuntos vistos como oportunidades y no como problemas, y con esta óptica sólo porque creamos un acuerdo social en el que las posibilidades son infinitas y el compromiso de todos es máximo. Tal vez desde esta postura el debate de las ideas demuestre que es momento de tener campañas y procesos electorales diferentes.

 

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