Algunas preguntas a considerar sobre la formación práctica de los coaches

El coaching se entiende como una ciencia y un arte. Desde la ciencia se soporta en el estudio y adquisición de habilidades observables de forma objetiva, por ejemplo las 8 competencias de la Federación Internacional de Coaching. Desde el arte, nos invita a crear una relación en la que lo más importante es estar al servicio del otro, y nos habilita la oportunidad de fluir y dejarnos llevar por nuestra intuición.

Con esta perspectiva, ser coach trasciende el acto de estudiar y graduarnos de un programa de formación en coaching. Es el ser y la experiencia, más que los conocimientos, lo que determina la oferta de valor que somos como coaches y las oportunidades que tenemos para acompañar a personas y organizaciones a crear futuros extraordinarios. Sin embargo, ser coach implica también un compromiso de formación continua, donde las prácticas de estudio se entienden como oportunidades para conocer y apropiar contenidos que luego son susceptibles de ser incorporados a nuestra práctica profesional, dando siempre lo mejor para nuestros clientes.

Es por razón que las siguientes son algunas preguntas a considerar a la hora de evaluar la efectividad en la manera como estudiamos y cuáles son nuestros estilos de aprendizaje. No pretenden ser un listado exhaustivo, pues se reconoce que la experiencia y los resultados obtenidos hasta el momento por cada uno de ustedes, coaches en formación, aportan información útil para determinar si las prácticas han funcionado o no.

¿Qué tal considerar que las conversaciones (creencias) que tenemos al respecto de estudiar determinan quiénes estamos siendo, las acciones que realizamos y los resultados que obtenemos en esta empresa? Solo por un momento, considera los pensamientos y emociones que te surgen con cada uno de estos cuestionamientos:

  • ¿Quiero estudiar? ¿Me gusta estudiar? ¿Estoy comprometido a estudiar?
  • ¿Dimensiono el grado de complejidad de los recursos de estudio a los que me he aproximado (textos, vídeos, manuales, etc.)? ¿Qué importancia le estoy dando a entender la información que reviso? ¿Tengo una idea preconcebida acerca de cómo deben ser las cosas, así que más que aprender solo quiero comprobar lo que ya sé?
  • ¿Estudio todos los días? ¿Cuántas horas estudio a la semana? ¿Conozco realmente el tiempo que requiero emplear para alcanzar mi objetivo? ¿Tengo un objetivo claro? ¿De qué manera me relaciono con este objetivo (si lo tengo)?
  • ¿Conozco los factores que influyen en la calidad del estudio que estoy desarrollando (rutinas de trabajo y descanso, estímulos del ambiente, prácticas individuales y grupales, etc.)? ¿Estudio siempre a la misma hora? ¿Estudio siempre en el mismo sitio? ¿Cuál es mi experiencia de estudiar solo o en grupo? ¿Cuántas horas duermo todos los días? ¿Me alimento correctamente todos los días?
  • ¿Cuándo estudio, qué estoy comprometido a crear? ¿Estoy comprometido con memorizar? ¿Encuentro formas de llevar a mi práctica profesional los aprendizajes significativos que voy obteniendo durante el proceso? ¿Estoy comprometido con crear valor para mí y para otros, independientemente de la asignación o de la competencia específica que esté considerando?

Ahora, observa si los juicios que surgieron te empoderan o te limitan. ¿Hay algo extraordinario disponible para ti si eliges refundar algunos de ellos? ¿Qué nuevos juicios te inventarías y para qué?

Se vale compartir las reflexiones…

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