¿Qué es ser un coach cuántico?

Ser un coach cuántico, desde mi experiencia, es ser la posibilidad de transformación para cada ser humano con quien nos relacionamos, directa o indirectamente. Operar desde un contexto de ser extraordinario, tomar acción en excelencia para crear futuros imposibles hoy.

El coaching cuántico es sinónimo de salto cuántico. Acompañamos a nuestros clientes a obtener esos resultados extraordinarios que han declarado, en periodos de tiempo record. No se concibe un paso a paso, sino más bien la posibilidad de diseñar y manifestar un futuro sin que necesariamente se tenga el pasado como el principal referente.

Las siguientes son algunas de las distinciones que soportan el coaching cuántico, las cuales, a su vez, son guía para las maneras de ser del coach cuántico:

  • Declaración. La palabra tiene poder. Los seres humanos tenemos la capacidad de crear el mundo, con lo que decimos. Somos en el lenguaje y tenemos la posibilidad de inventar nuevas realidades a partir de nuestras declaraciones.

El coach cuántico desarrolla una escucha poderosa y llama la atención de su cliente sobre la manera como éste se expresa. También lo invita a declarar futuros imposibles y a mantener su comunicación alineada con ese propósito, momento a momento.

  • Conversaciones que te usan. Así como somos en el lenguaje y somos capaces de crear la realidad a través de nuestras declaraciones, los pensamientos o conversaciones que tenemos pueden no funcionar para lograr lo que queremos. Muchas veces, tenemos conversaciones arraigadas, ya sea que las hayamos creado a partir de nuestra experiencia o que las hayamos aprendido por estar presentes en el contexto social en el que estamos, que determinan las posibilidades que están disponibles, y por consecuencia los resultados que obtenemos. La expresión “conversaciones que te usan” es utilizada para hacer referencia a las conversaciones que mantienen a las personas en un contexto de supervivencia.

El coach cuántico tiene la maestría para apoyar a su cliente a ver las conversaciones que lo usan y lo alejan de su futuro imposible. Siempre que el coachee presenta sus circunstancias o justificaciones, el coach cuántico está cocreando una conversación en la que sea posible encontrar y poner “sobre la mesa” las conversaciones subyacentes (¿Qué creencias hacen que el cliente diga lo que dice?). El coach entiende que el salto cuántico está disponible en el momento en que esas creencias salgan a la luz y el coachee elija fundarlas o modificarlas. Plantear preguntas poderosas es una manera de “poner sobre la mesa” lo que se requiere para crear una nueva forma de observar y, por ende, un nuevo observador.

  • Excelencia. No cabe la posibilidad de pedir a otros lo que el coach cuántico no está dispuesto a ser (y hacer). Lo anterior implica necesariamente que el coach adopte las mejores prácticas para producir saltos cuánticos en su vida y se pare como fuente de lo que no iba a ocurrir de otra manera. Ser excelencia es la posibilidad de crear realidades extraordinarias para ti mismo, y apoyar a otros a que también las creen. Es dar más de lo que se espera, incluso más de lo que existe.

Es trabajo del coach cuántico mostrar a su cliente los momentos en los cuales, según su interpretación, éste se aleja de un contexto de excelencia, e invitarlo a crear un momento nuevo con maneras de ser que apoyen a mantenerse de manera sostenible en esta postura. De igual manera, es labor del coach cuántico reconocer y apreciar a su cliente cuando sus resultados son evidencia de excelencia. Dar feedback es una de las mejores prácticas, siempre y cuando se entienda que la información tiene un carácter neutro y un ánimo constructivo.

  • Potencia del cuestionamiento en coaching. En un contexto de escucha poderosa, el valor de las preguntas es inmenso tanto para el coach cuántico como para el cliente. Estar dispuesto a mantenerse en las preguntas, es decir, renunciar a tener la verdad absoluta sobre todo, es una oportunidad para crear lo imposible, momento a momento. Operando desde la nada, se abren caminos para inventar quiénes somos y comprometer al mundo en esas posibilidades.

Es trabajo del coach cuántico cuestionar para apoyar a su cliente a ver otras alternativas. Nada tiene que ser como ha sido antes, es más, “bailar” con la incertidumbre es una postura interesante que el cliente puede considerar.

  • Escucha generosa. Es una manera de ser que conecta al coach cuántico con su cliente. En contraste con la escucha ordinaria, se trata de ver más allá de lo que nos están diciendo, práctica necesaria para promover el aprendizaje, una postura de riesgo y de acción sobre la base de nuevas posibilidades de ser-hacer-tener.

La escucha apoya la creación de confianza entre el coach y el coachee. Cuando está presente, el coach logra “desaparecerse” y estar ahí para los demás. Es el resultado de acallar el diálogo interno, los juicios y otras manifestaciones del ego para optar por una postura de humildad y servicio comprometido, de entrega y de contribución a la humanidad.

  • Arte de inventar el futuro imposible ahora. Este arte requiere operar desde “lo que no sabemos que no sabemos”, salirnos de los límites que conocemos, renunciar de una vez por todas a la seguridad de la zona de comodidad, para estar dispuestos a pagar el precio que se requiera.

El coach cuántico deberá ser una invitación irresistible a operar desde un contexto irrazonable y acompañar el actuar de su coachee en la búsqueda de las evidencias de ese futuro declarado. La valoración de la retroalimentación y una postura de entender el fracaso como un fallo temporal son elementos cruciales de un contexto transformacional cuántico. Como todo arte, requiere de práctica incesante y de mantenerse en el propósito incluso en ausencia de resultados. Muchas veces el no tener lo que queremos es la fuente más rica de aprendizajes y experiencias.

  • Todo es una conversación. Como seres humanos tenemos la posibilidad de crear nuestra realidad, partiendo del reconocimiento de que todo es una conversación. Todo lo que nos rodea fue inventado por alguien, lo que implica que somos perfectamente capaces de crear una realidad distinta, desde el compromiso y el amor. Cuando entendemos que lo que pasó no es igual a lo que tenemos que decir acerca de lo que pasó, tenemos la oportunidad de no apegarnos al sufrimiento y ser fuente de relaciones compasivas y extraordinarias con los demás.

El coach cuántico no pierde ocasión para enfatizar que “todo es una conversación”, incluso en los momentos en los que su coachee está convencido de que posee la verdad sobre algo. No está ahí para lucir bien o para comprar las historias y las excusas. Por el contrario, su trabajo es invitar a su cliente a construir las conversaciones empoderantes que traigan como resultado futuros extraordinarios.

Ser coach cuántico es todo lo anterior y mucho más… Las posibilidades son infinitas; así que cerrar esta pregunta con estas ideas, pretendiendo que hay una única respuesta, sería cerrar las puertas de una casa que no tiene paredes.

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